Vivienda unifamiliar en la provincia de Toledo que combina tradición y contemporaneidad.
La casa se sitúa en una pequeña parcela de 212m2 en el límite urbano de Mora, un pueblo olivarero de la provincia de Toledo. Se organiza en 2 plantas y su superficie es de 240 m2.
La condición de de-fragmentación del extrarradio urbano se hace muy presente y define todo el proyecto.
La casa se genera gracias a un muro perimetral que protege el edificio de su entorno y se pliega hacia dentro provocando una sucesión de espacios abiertos interiores remarcados por el zaguán y el patio sobre los que se vuelca la vivienda, permitiendo en ciertas zonas la fuga visual hacia los campos de cultivo cercanos.
Los espacios interiores de la casa son especiales, irregulares y distintos todos ellos. Esta es una condición muy particular de esta vivienda y que no es común en la arquitectura residencial contemporánea.
El aspecto exterior regular y ordenado no hace previsible la riqueza espacial y formal del interior de la casa.
La luz que entra por todos y cada uno de los múltiples huecos horadados en los muros de la vivienda y que resbala por los muros dispuestos con orientaciones muy diferentes en planta hacen que el interior de este pequeño edificio se convierta en un auténtico festival de matices, sombras y sorpresas.
Una proyecto de arquitectura muy cuidado para conseguir una casa funcional, moderna y diferente.